El proceso de cultivo
El cultivo del tomate raf es un proceso que requiere atención y cuidado en cada etapa. A continuación, te detallo las principales fases del cultivo de esta variedad tan apreciada:
Se eligen semillas de alta calidad de tomate raf, que son específicas para la región de Almería y adaptadas a sus condiciones climáticas.

Se realiza un análisis del suelo para determinar su pH y nutrientes. Luego, se prepara el terreno, asegurando una buena aireación y drenaje. Se pueden añadir enmiendas orgánicas para enriquecer el suelo.
Las semillas se siembran en semilleros, donde germinan y crecen durante unas semanas. Es importante mantener un ambiente controlado en términos de temperatura y humedad.
Una vez que las plántulas alcanzan un tamaño adecuado, se trasplantan a los invernaderos. Este paso es crucial, ya que el invernadero proporciona un ambiente protegido que favorece el crecimiento.

Durante el crecimiento, se realizan tareas de riego, fertilización y control de plagas y enfermedades. El riego por goteo es común en Almería, ya que permite un uso eficiente del agua.
Por lo que fomentamos la presencia de insectos polinizadores en nuestros cultivos.
Se llevan a cabo podas para eliminar hojas y ramas innecesarias, lo que ayuda a mejorar la circulación del aire y la exposición a la luz. Además, se utilizan tutores para sostener las plantas y facilitar la cosecha.

Los tomates raf se cosechan a mano cuando alcanzan su punto óptimo de madurez, lo que garantiza su sabor y calidad. Este proceso se realiza con cuidado para evitar dañar los frutos.
Después de la cosecha, los tomates se clasifican y empacan para su distribución. Es fundamental mantener la cadena de frío para preservar su frescura.
Finalmente, los tomates raf se distribuyen a mercados locales y nacionales, donde son muy valorados por su sabor y calidad.
Este proceso, que combina tradición y técnicas modernas, es lo que permite obtener el delicioso tomate raf que tanto se aprecia en la gastronomía.